"CIUDAD DEL INFIERNO"(Crítica de la película “Ciudad de Dios”(Fernando Meirelles, 2002)

Tengo que confesar que me enfrento a esta página en blanco con una pereza absoluta,y no porque no me haya gustado “Ciudad de Dios”, sino porque condensar en unas palabras todo lo que esta película posee a nivel narrativo y a nivel visual daría para una semana entera en unas clases de cine.

“Ciudad de Dios” cuenta la historia de las diferentes bandas de adolescentes delincuentes que pueblan una favela de Brasil durante tres décadas, a través de la mirada de Buscapé, un joven que logró escapar de aquel infierno como mejor supo, utilizándolo mediante un trabajo de aprendiz de fotógrafo que lo convirtió en testigo de excepción de aquel mundo en descomposición acelerada. Lo primero que hay que destacar del magnífico trabajo de Fernando Meirelles en su total fidelidad a la novela original, que presupongo, debía ser bastante extensa. Los personajes, desde Buscapé a Ze pequeño(el más temido y poderoso de todos los jóvenes matarifes y traficantes de droga que pueblan la película) pasando por Bené o el hermano mayor del primero, están descritos minuciosamente y logramos simpatizar con ellos porque el director en ningún momento los juzga sino que se limita a mostrárnoslos tal cual son dentro de un entorno algo “especial” y peligroso. Así, nos percatamos del complejo de inferioridad de Ze Pequeño por encima del temor que despierta en todo el mundo, de los deseos de Buscapé por escapar de su entorno o perder la virginidad, o de la ingenuidad de la primera banda de la cual formaban parte los hermanos mayores de Buscapé y Bené.

La estructura narrativa es precisa, digna de todos los elogios. Nunca he sido un admirador de la narración extrema y sin respiración de películas como “Uno de los Nuestros” o “Pulp Fiction”( ni de estas dos películas, a decir verdad, y que me perdonen los que en este momento estén pensando que soy un sacrílego pecador por manifestar tal cosa) pero esta película logró atraparme desde los primeros fotogramas(esos cuchillos que se agitan ,esa cámara que persigue a una gallina escapando por las calles) como nunca lo consiguieron las otras dos con unas armas bastante parecidas. Un trávelling alrededor de nuestro protagonista y, a través de un fundido encadenado, nos lo encontramos de pequeño, escuchamos su voz en off(absolutamente imprescindible y para nada gratuita) y vemos el subtitulo “años 60” que nos indica que acabamos de entrar en un apasionante y largo flashback que nos adentrará en un mundo pocas veces conocido(y muchas veces prejuzgado, para nuestra vergüenza). La de la década de los 60, a nivel formal y narrativo, quizá sea la etapa más clásica de la narración. Una fotografia cálida, incluso preciosista,q ue nos muestra a esa banda de chiquillos que hacen lo que pueden para sobrevivir en ese entorno hostil y que, al lado de sus futuros sucesores, son poco menos que ángeles en un altar. La etapa perteneciente a los años 70 nos presenta una fotografia más fria, más oscura y, desde luego, una infinidad de violencia que solo es soportable porque en ningún momento pretende impactarnos a través del realismo o de la sensibleria barata. Es en esta etapa de la película cuando el montaje apoya de manera sorprendente y magistral la narración. Es aquí cuando vemos dos flashbacks dentro de ese gran flashback que es la película; uno de ellos resuelto de manera harto original(un plano fijo y numerosos fundidos que nos van mostrando como el negocio de las drogas va pasando de unas manos a otras).

La originalidad del montaje en esta película merece un punto y aparte porque hay una idea nueva casi cada cinco minutos del mismo. A lo largo de la película vemos como se nos presentan casi todos los personajes mediante un congelado y el sonido en off del flash de una cámara fotográfica(la importancia de la fotografia como medio de salida de ese mundo para Buscapé está, por tanto, presente en casi todo el metraje de la película). Vemos también diferentes ritmos (aceleración y deceleración), planos cenitales de gente matándose entre sí, angulaciones de cámara que envidiaría el mismísimo Orson Welles, pantalla partida en dos (resulta curioso que esto se haga en la parte de los años 70, cuando esta técnica proliferaba en la cutretelevisión con series como “Los ángeles de Charlie” , o en películas detectivescas de serie B) y un sinfín de bondades más, dentro de un montaje acelerado que, por una vez, está plenamente justificado y no se hace insoportable como en otras muchas películas aspirantes a modernez de la temporada.

Ya he resaltado lo difícil que me parece adaptar un libro enorme que se sitúa a lo largo de tres décadas y que presenta a un sinfín de personajes pero, si tuviese que quedarme con algo que defina el alma de la película , sería con la absoluta falta de prejuicios con la que el director muestra ese submundo y a los personajes que lo habitan. El tono es a menudo de comedia, de alegria casi festiva a través de una magnifica banda sonora y hasta de critica social(está implícita en toda la película, pero se me ocurre pensar en esa policia sobornada o en ese agente que mata por que sí a un niño que no tiene nada que ver con un crimen que se acaba de cometer), pero nunca de ese realismo complaciente, clasicista y anticuado que muchos siguen defendiendo por encima de todo. La película es una experiencia, un ejercicio de estilo que, mediante un montaje magistral y muy novedoso, una magnífica fotografia, un reparto inigualable de actores (algunos de ellos amateurs) y una estructura narrativa que busca la complicidad del espectador menos acomodado y más inquieto intelectualmente, nos sumerje en lo que esos jóvenes y niños deben estar viviendo. Y lo hace sin complaciencias, sin juzgar, sin cargar las tintas de la sensiblería, mezclando lo esteticista con lo documental(la cámara al hombro se utiliza bastante en diversas secuencias), el humor con la tragedia o la profundidad con la ligereza y la diversión de las imágenes (que nadie crea, por esto, que se banaliza la violencia o que su crudeza no surte un impacto en el espectador). A resumidas cuentas, ”Ciudad de Dios” es una pelicula valiente, novedosa, casi cercana a la obra maestra, que destaca muy por encima de otras pretenciosidades que pueblan las carteleras y que demuestra que, cuando en el cine está ya todo ( o casi todo) inventado, aún se puede ser original y atrevido sin echar un sermón al público y sin aburrir a las vacas(bonito público resultarían de no ser esto último un símil).