El romance visto a través de los ojos de una niña que ansía ser escritora y tiene una imaginación perniciosa, se convierte en manos del director en un retrato de culpa, de amor nunca consumado por culpa de los tristes designios del azar, y en una disquisición sobre el lado perjudicial de la literatura y del arte, sobre la necesidad de mentir y la de amar; sobre la necesidad de perdonar…Y Wright lo hace jugando con las espectativas del espectador, mostrándole la misma secuencia desde dos puntos de vista muy diferentes, conjugando flashbacks y saltos en el tiempo para llevarlo por donde quiere y adelantando momentos fatales con una banda sonora tristísima que llega a inquietar con el simple sonido del tecleo de una máquina de escribir. Además, su puesta en escena es digna de quitarse el sombrero: desde el impresionante plano secuencia de 4 minutos que muestra los horrores de la guerra, pasando por el dominio del travelling o de una secuencia que gana en erotismo a través del uso del primerísimo plano. Si Keira Knightley logra emociones nunca vistas en ella con su papel de la joven y rica Cecilia y tiene algo de las viejas estrellas del Hollywood de los años 30, son James McAvoy y Saoirse Ronan, como la Briony niña, los que consiguen interpretaciones insuperables y sorprendentes.
A pesar de un segundo tramo algo más flojo, de una parte (la de la guerra) en la que el dominio del ritmo y el seguimiento de los personajes es más irregular, «Expiación» es la prueba de que aún hay vida en el cine británico, de que todavía se pueden hacer melodramas dignos, intensos y de gran calidad; dramas que impactan, que provocan lágrimas a base de cogernos y pisotearnos el corazón, y que quedan en la cabeza hasta muchos días después de haberlos visto.
VALORACIÓN: ****
Un ejemplo de la magnífica banda sonora de la película, obra de Dario Marianelli. Tanto la banda sonora como la película han ganado sendos Globos de Oro.