"EXPIACIÓN" (Joe Wright, 2007): El auténtico regreso de los clásicos

Cuando una espléndida Vanessa Redgrave, encarnando a una anciana que desvela la verdad de la historia de amor imposibilitada por su imaginación infantil, aparece en pantalla, es entrevistada (en un cameo casi imperceptible) por el mismísimo Anthony Minghella, director cuya filmografía ha sido, dicen, un punto de referencia en la creación de «Expiación». El autor de «El paciente inglés» (1996) o «Cold Mountain» (2003) es experto en adaptar obras literarias modernas de carácter romántico con grandes dosis de épica y poesía, pero su cine no tiene nada que ver con los hallazgos de Joe Wright adaptando esta novela de Ian McEwan. Lo que Wright ha conseguido es lo que sólo conseguían los grandes del cine clásico: contar una historia con inventiva visual y hacer que interese tanto su argumento como su puesta en escena visceral, poética y talentosa, hasta tal punto que hay que verlo para creerlo. Wright ha hecho una película en la línea de los primeros trabajos de otro grande del cine británico: el mismísimo David Lean. Ha filmado, en suma, su propio «Breve Encuentro».

El romance visto a través de los ojos de una niña que ansía ser escritora y tiene una imaginación perniciosa, se convierte en manos del director en un retrato de culpa, de amor nunca consumado por culpa de los tristes designios del azar, y en una disquisición sobre el lado perjudicial de la literatura y del arte, sobre la necesidad de mentir y la de amar; sobre la necesidad de perdonar…Y Wright lo hace jugando con las espectativas del espectador, mostrándole la misma secuencia desde dos puntos de vista muy diferentes, conjugando flashbacks y saltos en el tiempo para llevarlo por donde quiere y adelantando momentos fatales con una banda sonora tristísima que llega a inquietar con el simple sonido del tecleo de una máquina de escribir. Además, su puesta en escena es digna de quitarse el sombrero: desde el impresionante plano secuencia de 4 minutos que muestra los horrores de la guerra, pasando por el dominio del travelling o de una secuencia que gana en erotismo a través del uso del primerísimo plano. Si Keira Knightley logra emociones nunca vistas en ella con su papel de la joven y rica Cecilia y tiene algo de las viejas estrellas del Hollywood de los años 30, son James McAvoy y Saoirse Ronan, como la Briony niña, los que consiguen interpretaciones insuperables y sorprendentes.

A pesar de un segundo tramo algo más flojo, de una parte (la de la guerra) en la que el dominio del ritmo y el seguimiento de los personajes es más irregular, «Expiación» es la prueba de que aún hay vida en el cine británico, de que todavía se pueden hacer melodramas dignos, intensos y de gran calidad; dramas que impactan, que provocan lágrimas a base de cogernos y pisotearnos el corazón, y que quedan en la cabeza hasta muchos días después de haberlos visto.

VALORACIÓN: ****

Un ejemplo de la magnífica banda sonora de la película, obra de Dario Marianelli. Tanto la banda sonora como la película han ganado sendos Globos de Oro.