«El rodaje de ‘Zipi y Zape y el club de la canica’ fue el mejor verano del mundo»

La vorágine de un festival siempre da lugar a pasar por alto muchos factores que allí ocurren, pero es imposible no reparar en un grupo de cinco niños de apenas trece años que merodea el Hotel Maria Cristina codeándose con estrellas de cine dignas de un Festival de clase A como el de San Sebastián. Son Raúl Rivas, Daniel Cerezo, Claudia Vega, Marcos Ruiz y Fran García, o lo que es lo mismo: Zipi, Zape y el club de la canica, la película que  hoy mismo se estrena en toda España.

«Es muy emocionate, para algunos es la primera vez en cine y ha sido muy especial venir a este festival tan grande». Son las palabras de Raúl Rivas, el joven actor debutante que da vida a Zipi. «Que traten a la película tan bien siendo nuestra primera vez es muy emocionante», reconoce Daniel Cerezo, que encarna a Zape, el hermano encargado en esta entrega de ser el más rebelde y carismático. «Yo siempre lo veía por la tele, pero estar aquí es vivirlo de otra manera», afirma.

«Tenemos muchas ganas de que llegue el momento de la proyección de la peli», reconoce tímidamente Marcos Ruiz, que interpreta a Micro en la película, el niño empollón presuntamente repelente. La proyección en el Velódromo de Anoeta los tiene a todos inquietos: «Tenemos ganas de verlo lleno de gente», reconocen todos al unísono, «y de conocer la reacción del público», apunta Claudia Vega, la más veterana del grupo. «Será muy interesante saber qué les gusta más, qué menos… cómo nos ven», completa Dani.

«Sí», es la respuesta unánime al preguntar si conocían los tebeos originales. Tras la contundente afirmación, comienzan los reajustes: «Yo los conocía pero no los había leído», «Yo solo sabía que hacían trastadas y uno de ellos era rubio y otro moreno», reconoce Raúl. Sorprende descubrir, al hilo del tema, que los dos actores son rubios.

«Siempre pensé que iba a ser Zipi por el tema del pelo, pero al ver a Raúl en los castings me preguntaba quién iba a ser Zape», confiesa Dani. «Cuando me dijeron que sería Zape me puse a imaginar qué me iban a hacer», reconoce temeroso el actor. «Poco antes de empezar el rodaje en Budapest me tiñeron el pelo, y no me gustó nada porque siempre he sido rubio y no tenía ganas de cambiar, pero poco a poco me fui acostumbrando», comenta relajado. Sus compañeros le apoyan: «Todo el mundo lo dice, te quedaba genial el pelo moreno», le confiesan.

«Esta respuesta la tenía preparada», bromea Claudia Vega ante el hecho de ser la única chica del club de la canica. «Me lo pasé muy bien porque todos ellos eran muy parecidos a mí», confiesa la joven actriz. «Eran muy traviesos y me lo pasaba muy bien con ellos… y a veces me sentía superior». «Estamos a su merced», confiesa Daniel interrumpiéndola; «Las damas siempre van primero», completa Raúl. «Pero cuando hablaban de cosas de chicos me daba rabia ser la única chica», termina Claudia.

Chicos o chicas, lo más importante es que son niños… delante, y detrás de las cámaras: «Nos llevamos fenomenal durante el rodaje, hicimos piña», apunta Raul. «El club de la canica existe dentro y fuera de las cámaras», afirma Fran García. El rodaje tuvo lugar en Budapest (Hungría), una pintoresca localización en la que encontraron el lugar ideal para ubicar el internado en el que ocurre la acción reflejada en la película… y donde encontraron el lugar de vacaciones ideal: «Ibamos todos juntos a todos sitios los fines de semana, nos divertíamos un montón, íbamos a muchos sitios interesantes, incluso a piscinas», comenta Raul. «Visitamos muchos castillos, el parlamento…» enumera la chica del grupo, «pero somos más de piscinas que de castillos», concluyen todos al unísono.

«Vivíamos todos en el mismo complejo de apartamentos, y siempre estábamos en casa de uno u otro», continúa Claudia Vega. La experiencia fue muy enriquecedora para todos, aunque no olvidaban su trabajo tampoco: «Había momentos cansados, pero la experiencia ha merecido la pena, ha sido muy bonita», reconoce Marcos. «Creo que fue el mejor verano del mundo», confiesa Raúl.

Con una película así entre manos, y tras el boom de adaptaciones al cine de cómics consagrados con innumerables secuelas, hablar de continuaciones era obligado, y Claudia Vega tenía la respuesta idónea: «Yo quiero una secuela, la exijo», contesta contundente. Está claro que el club de la canica, dentro o fuera de la pantalla, tiene cuerda para rato.

Zipi y Zape y el club de la canica se estrena hoy en cines