En la recta final de esta edición del Festival de Málaga llega la gran novedad del certamen: una película de animación en competición oficial. O Apóstolo es una hermosa cinta de stop motion alrededor del mito gallego de la Santa Compaña. De segundo plato, La suerte en tus manos es una comedia romántica de Daniel Burman muy rutinaria que marca el debut como actor del cantante Jorge Drexler.
O Apóstolo es un cuento gótico (en su sentido original, no timburtoniano)sobre un preso huido de la cárcel que se hace pasar por peregrino a Santiago y acaba en una misteriosa aldea habitada por personajes de lo más siniestro. Mejor no contar mucho más de la trama de la que sólo añadiremos que entronca con el mito gallego de la Santa Compaña, un grupo de almas en pena que recorren la parroquia visitando las casas donde pronto habrá una defunción.
En realidad esta sinopsis es sólo un destilado de las muchas vueltas y revueltas de la trama, en lo que constituye el único gran pero que se puede hacer a esta producción. Pese a todo, el director y guionista Fernando Cortizo logra atar bien todos los cabos y conducir a buen puerto toda la narración.
En términos generales, la película es impecable. Los decorados, emparentados con el cine de terror más romántico, son bellísimos. Los personajes se mueven con naturalidad dentro de los rigores del stop motion y su diseño es realmente notable. En muchos casos, los muñecos se asemejan mucho a los actores que les dotan de voz, especialmente en el caso de Luis Tosar (casi un cameo que hace un guiño a Celda 211) y Celso Bugallo (uno de los habitantes de la aldea),
Después de los éxitos de Chico & Rita y Arruegas el año pasado, en este 2012 la animación española no sólo vuelve a dar alegrías sino que abre nuevos caminos de forma más que prometedora.
Mientras tanto, el argentino Daniel Burman ha puesto fin a la competición de este año con La suerte en tus manos, el más que correcto debut como actor de Jorge Drexler acompañado de la brillantísima Valeria Bertuccelli. El trabajo de ambos intérpretes es lo más destacable de una cinta que por lo demás no va a ningún sitio.
La cinta presenta a un hombre divorciado y con dos hijos que se reecuentra con su amor de juventud. Las situaciones son simpáticas y se mueven entre lo cotidiano y lo ridículo rematado por la aportación kitsch de la Trova Rosarina, un grupo de música folk de gran peso en los ochenta que remata la película cantando ‘Se fuerza la máquina’. Pues eso.