Con motivo de la presentación de Hijo de Caín en la sección oficial del Festival de Málaga, y del premio homenaje que recogió aquí el domingo, el actor José Coronado reflexiona en esta entrevista sobre su carrera, que atraviesa quizá su mejor momento, sobre la cinta de Jesús Monllaó Plana sus proyectos internacionales.
Pregunta: Recibes un premio, presentas una película, tú hijo presenta también otra…
Respuesta: ¡Qué más se puede pedir!
P: Precisamente, Hijo de Caín aborda el tema de las relaciones entre padre e hijo. ¿Cómo influyó en el desarrollo del personaje tu experiencia personal?
R: Bueno, afectó positivamente a la hora de ser consciente de lo que es ser padre y en ese sentido el personaje lo entendía perfectamente. El problema es la relación con un hijo superdotado que te odia y eso, gracias a Dios, no sucede en mi caso. Ese es el eje central de la película: la lucha entre padre e hijo.
P: De hecho, a parte de la relación padre-hijo la película también cuenta lo que puede llevar a un niño a convertirse en un monstruo.
R: Si, es el lado oscuro de todo ser humano que, si no se corta a tiempo, te puede llevar a hacer atrocidades. David Solanas hace un trabajo estupendo, un trabajo de contención tremendo, para mí muy de valorar por su falta de experiencia. Él es el que marca el tempo de la película y ahí estamos todos bailando al son que toca el niño.
P: ¿Estás de acuerdo con que un niño, en el cine, es una de las cosas que más miedo puede dar a los espectadores?
R: Si, por supuesto que si. Tengo grabada una imagen de El resplandor: esas niñas que salen al final del pasillo. Cada vez que tengo una pesadilla salen esas niñas. Eso es tremendo, lo que más miedo puede dar.
P: Hijo de Caín es el debut de Jesús Monllaó como director, ¿Cómo fue trabajar con él?
R: Muy intenso. Jesús es una intensidad tremenda, es un hombre absolutamente demente que lo vive todo de una forma desmesurada pero que tiene un mérito terrible, a mí como han conseguido levantar esta película me parece para enmarcar por la dificultad que hay hoy en día para hacer cine. Ellos han conseguido sacar una película redonda, un thriller psicológico con suspense de principio a fin, con una fotografía espectacular y sobre todo mantiene al espectador con la duda de lo que va a pasar con ese padre y ese hijo. Todo gira en torno al ajedrez como la gran partida de la vida en la que este niño va a por el rey.
P: Realizar películas en España está cada vez más difícil y más aún para los directores noveles pero, ¿crees que se debe apostar más por los directores jóvenes?
R: Por supuesto, además yo antes siempre decía que un director novel se lo juega todo a una carta, ahora mismo no es que se lo juegue a una carta es que es su única carta: si un proyecto ahora te sale mal probablemente tendrás que cambiar de profesión o irte a otro sitio porque está difícil pero lo que si es cierto es que para los actores es maravilloso porque vienen con los deberes hechos de una forma tan tremenda que es una delicia trabajar con ellos. También al ser noveles respetan tu antigüedad, te dejan trabajar con libertad, te escuchan y eso es muy de agradecer, hay otros muchos directores consagrados que te marcan como debes hacer las cosas y tu dices: «¡Bueno, déjame a mí aportar!». Y en ese sentido con Jesús fue una maravilla.
P: El Cuerpo, Los últimos días, Hijo de Caín y próximamente dos proyectos internacionales, uno con Sharon Stone y otro con François Clauzet, ¿cómo fue trabajar fuera de casa?
R: Como en casa no trabajo en ningún sitio. Es donde más me gusta trabajar porque tengo ya una edad, una vida muy afortunada y tengo una profesión que me permite trabajar y vivir de ello lo que pasa es que como se están poniendo las cosas hay que abrir mercados porque no sabemos lo que va a pasar, se está poniendo tremendamente difícil levantar una película y así lo estoy intentando. El proyecto de Rumanía era una cosa rara que es una coproducción americana, alemana y española cargada de improvisaciones continuas que no se lo que puede salir de ahí. En cuanto a la película francesa es una pequeña colaboración. Lo único que quería era meter cabeza en el cine francés porque siempre he sido un enamorado del cine francés. Es una película de gran presupuesto y, sobre todo, con una historia maravillosa y simplemente quería dejar mi tarjeta de visita y que supiesen que existo. Ahora estoy también en Argentina empezando otra porque hay que seguir trabajando y aquí está difícil.
P: ¿Consideras este uno de tus mejores años a nivel profesional?
R: Bueno, digamos que es mi mejor lustro. Yo creo que llevo cinco años recogiendo los frutos de la cosecha plantada antes durante 25 años y sorprendido por lo bien que me está yendo, agradecido y con más presión a la hora de los trabajos que hago para intentar estar a la altura de lo que la gente pueda esperar de un tipo al que están premiando.
P: Tras un gran año, ¿ha sido el premio que te ha otorgado el Festival de Málaga la guinda?
R: Yo creo que la guinda de este año es que trabajo. Me divierte mi trabajo y encima me gano la vida dignamente con él que en estos tiempos que corren trabajar continuadamente es el mejor premio. Pero a nivel personal es muy satisfactorio sobre todo por la gente que te quiere que disfruta de ello y que es un reconocimiento a que llevas 27 años trabajando y que es una constatación de que he aportado mi granito de arena a la industria.