Ideas buenas, desarrollos mejorables

Pasado el ecuador de esta edición del Festival de Málaga, seguimos viendo óperas primas en la sección oficial oficial a concurso. Las de hoy, Asesinos inocentes y Sexo fácil, películas tristes, siendo muy dispares en sus intenciones y formas, tienen una cosa en común: una buena idea con mal desarrollo.

Sexo fácil, películas tristes es una película del argentino Alejo Flah, al que hasta ahora conocíamos por ser el guionista de Séptimo, un thriller muy fallido en el resultado que sin embargo conoció un éxito de taquilla bastante apreciable en España. Flah deja aquí el suspense para asomarse a la comedia romántica desde el drama familiar: vemos la historia de una pareja que se enamora mientras según la va escribiendo un guionista cuya vida personal viene abajo.

La idea es buena y sugiere una estimulante indagación pirandelliana (Flah es el director y también guionista de la cinta) sobre el proceso de creación y cómo los estado de ánimo del autor pueden ir modificando a su criatura. Pero lamentablemente, la película no llega a eso. Sus dos mitades apenas se hablan entre sí. La mitad ‘real’, la del escritor que se separa es muy poco interesante: sus elementos son más o menos tópicos y el personaje muy frío. La mitad ‘filmada’ está en las antípodas y sí, resulta cálida y coqueta, pero como historia de amor cinematográfico es intrascendente.

Lo mejor de Sexo fácil… es su reparto, con Quim Gutiérrez desplegando todo su encanto, Marta Etura aunando sus facetas de actriz y de bailarina, Ernesto Alterio deconstruyendo al escritor y Bárbara Santa-Cruz y Carlos Areces como la imprescindible pareja cómica del fondo. Ellos hacen que la cinta se vea con agrado, por más que quede lejos de sus intenciones iniciales.

También hoy ha sido el día de Asesinos inocentes, la ópera prima del productor Gonzalo Bendala (que ya ganó el certamen malagueño con Los niños salvajes, de Patricia Ferreira) que ha paseado por la sección oficial a los mediáticos Maxi Iglesias, Luis Fernandez, Javier Hernández y Aura Garrido para construir un thriller juguetón con ecos de comedia negra que cuenta con una factura más que digna pero unos errores de casting flagrantes para poder enfrentarse a semejante texto. Una oportunidad perdida. Y van…