Tras una primera jornada marcada por el estreno de Oz, un mundo de fantasía y la ausencia de Leticia Dolera, musa de la muestra, arrancaba el segundo día con el regreso de la misma y un total de cuatro películas por delante: la adaptación a imagen real del manga y anime homónimo Rurôni Kenshin, la excelente cinta británica Grabbers, la desafortunada Boneboys y John Dies at the End, firmada por el experto en las tierras de la ciencia ficción Don Coscarelli.
La tarde comenzaba con la reaparición de Leticia Dolera, que compartía escenario con su suplente Macarena Gómez, aportando algunos de los momentos más hilarantes y memorables de la tarde en un speech inicial cargado de complicidad entre ambas actrices. Tras la presentación de la jornada, daba comienzo la misma con la proyección de la cinta japonesa Rurôni Kenshin: Meiji kenkaku roman tan. Keishi Otomo, director y guionista de la misma, se enfrentaba a una dura tarea a la hora de abarcar este proyecto, complacer a los exigentes fans que conocen hasta el último detalle del manga y anime sobre el mítico Samurai que se disponía a convertir a imagen real. Tal y como ya sucedió en el Festival de Sitges, los asistentes a esta proyección en La Muestra Syfy han parecido darle el visto bueno a la película, tras la cual ha tenido lugar una sonora ovación. Aun así la cinta cuenta con numerosos peligros, entre los cuales destaca el tratarse de una adaptación muy fiel a la estética y el ritmo del manga y el anime original, lo cual hace las delicias de los aficionados pero provoca el aburrimiento más profundo para el espectador menos acostumbrado a este género.
El toque de humor de la tarde ha corrido a cargo de la propuesta irlandesa Grabbers, cinta de ciencia ficción estrenada en su país de origen durante el año pasado y que optó a un total de cuatro premios IFTA (Irish Film and Television Awards), haciéndose con el de mejor actriz de cine. La película dirigida por Jon Wright parte de una curiosa premisa: una pequeña isla irlandesa ha sido invadida por aliens chupasangre y sus habitantes descubren que la única manera de sobrevivir y salir victoriosos es emborrachándose. Estamos ante una película que cuenta con todos los ingredientes necesarios para hacer las delicias del aficionado a la ciencia ficción y que, además, los maneja con humor y astucia. Empezando por su pareja protagonista (unos Richard Coyle y Ruth Bradley en estado de gracia), continuando con unos secundarios de lujo y finalizando con un guión excelente, Grabbers se convierte en una coctelera del cine de género y combina lo mejor de cintas como The Faculty, Super 8, Attack The Block e incluso Gremlins. No es de extrañar que esta haya sido, con diferencia, la proyección más aplaudida por el público asistente, que no ha podido evitar romper en aplausos (y de los que suenan a ovación) durante varias escenas de la película.
Tras el buen sabor de boca que había dejado Grabbers tocaba el turno de la primera de las sesiones dobles del fin de semana que combinan la proyección de un corto y un largometraje. En esta ocasión, el corto en cuestión ha sido Amor de Madre, escrito y dirigido por Eduardo Casanova y protagonizado por Ana María Polvorosa. Tanto director como actriz han estado presentes en el escenario para presentar su trabajo antes de dar paso al visionado. Amor de Madre es un aventurado melodrama que cuenta con una historia de muertos vivientes como telón de fondo y que ha servido a Casanova para hacer frente a este trabajo como director con un estilo muy marcado y personal. Inmediatamente a continuación del cortometraje seleccionado ha comenzado Boneboys, una cinta estadounidense que navega sin rumbo entre el gore y lo macabro y que bien podría haberse firmado como un flojo remake de La matanza de Texas. Dirigida por Duane Graves y Justin Meeks Boneboys relata la horrible experiencia de un grupo de jóvenes que se ven involucrados en la perversión y el canibalismo de los habitantes de una ficticia ciudad de la América más profunda. El resultado es una película de nula relevancia técnica o narrativa y que, durante sus 86 minutos de metraje, rara vez es capaz de situarse y dibujar unos personajes que vayan más allá de lo ridículo. Claro está, esta proyección juega en otra liga y ofrece una gran ventaja: casi hora y media de material lamentable para que el público asistente se deleite a carcajada limpia.
Entrada la madrugada y acumulando el retraso de las proyecciones anteriores, finalizaba la jornada con la proyección de John dies at the end, la última obra de uno de los directores de género más reconocidos gracias a Phantasm (1979) y sus posteriores secuelas, Don Coscarelli. Sin duda esta cinta estrenada en Estados Unidos durante el año pasado suponía uno de los momentos más esperados de esta edición y no ha decepcionado en absoluto. Coscarelli firma el guión y la dirección de esta historia que relata la experiencia vivida por dos jóvenes tras consumir una nueva droga que los hace viajar entre el tiempo y las dimensiones, no sin una serie de horribles consecuencias. El original planteamiento se adereza con un sentido del humor de lo más bizarro y da forma a una de las cintas más divertidas y atractivas de lo que va de edición, aunque hacia el tramo final de sus casi 100 minutos de metraje la fórmula esté al borde del desgaste. Por suerte, Cocarelli es perro viejo y ha sabido frenar a tiempo.