‘Courtroom 3H’: los niños que no cabían en el sistema

‘COURTROOM 3H’
REALISTA Y EMOTIVA
Documental sobre un juzgado de custodia de menores en EEUU con los testimonios reales de las vistas
4.5
Estremecedora
La Sección Oficial del festival en su ecuador nos tenía reservado Courtroom 3H, un excelente documental del único director español que opta a la preciada Concha de Oro, Antonio Méndez Esparza, que ya cosechó el Fipresci en este certamen con su anterior cinta, La vida y nada más.
Vuelve en esta película a centrarse en las dificultades que entrañan la custodia de menores cuando aparece la duda de la negligencia, el maltrato o el abandono que pueden sufrir los más pequeños por parte de sus progenitores. Lo hace a través de la filmación del trabajo del Tribunal de Familia Unificado de Tallahasee (Florida), localidad en la que reside el director madrileño, el único juzgado de dedicado a este tema en todo EEUU. 
El resultado es fruto de la grabación y montaje de 300 vistas, para lo cual el equipo de la cinta tuvo que acogerse a la Primera Enmienda y respetar las restricciones que impuso el juez, principalmente, la distorsión de las imágenes de menores y de los padres que no dieran su autorización para aparecer en pantalla. Una vez superado este trámite, el emotivo relato se construye a partir de una sucesión de casos en los que vemos cómo muchas veces el sistema no es capaz de ayudar a estas familias desestructuradas y acaban, tristemente, con la supresión de la patria potestad y la entrega en adopción a otras familias de los menores. Aunque el objetivo del tribunal es reunificar con la mayor brevedad y seguridad a los padres con sus hijos, obviamente prevalece el bienestar del menor, por lo que muchas veces el objetivo es imposible de cumplir.  
Gracias a Courtroom 3H nos convertimos en testigos privilegiados de una realidad de la que pocos somos conscientes y que tiene en su epicentro a los más vulnerables, los niños y niñas, víctimas de un sistema que en muchas ocasiones fracasa a la hora de ayudarles. El testimonio es limpio, sin intromisión del realizador, cuya más relevante intervención es la de un montaje que mantiene en vilo al espectador y al que hace partícipe de esta problemática estremecedora.