‘MMXX’ de Cristi Puiu nos coloca en modo pandémico

2.7

El director y guionista Cristi Puiu vuelve al Festival de San Sebastián siete años después de la fantástica Sieranevada con una película en cuatro cuadros que intenta colocar al espectador en el estado emocional de la pandemia mundial por covid, aunque el exceso de metraje lastra la experiencia. Una psicóloga en sesión con una paciente; dos hermanos en una cocina; dos enfermeros esperando la llamada de alarma; y un inspector de policía que interroga a una testigo de un espeluznante caso de trata de blancas son las historias que vertebran este curioso film, todas ellas ambientadas en el año de la crisis pandémica, 2020.

Como en sus anteriores películas, la cámara de Puiu es la espía que se introduce en las situaciones más cotidianas y que termina participando de ellas, casi involuntariamente, convirtiéndose en la vecina cotilla que usa la excusa de pedir azúcar para meterse hasta la cocina, algo que en esta película sucede además literalmente. Compuesta de cuatro cuadros que son a la vez cuatro largas conversaciones entre dos o tres personajes que derivan en datos y conexiones inesperadas entre ellos, están rodados con el realismo (casi naturalismo) de sus anteriores películas y sus diálogos se caracterizan por una naturalidad fuera de dudas. Los cuatro cuadros no tienen relación explícita entre sí en lo que sucede en ellos (o al menos se mantiene en una sugerencia o mención), pero sí están conectados mediante personajes.

Aunque las conversaciones se siguen con mucho interés, su excesiva duración hace que el espectador pierda conexión en algunos momentos, y con ello pierde las pretensiones de inmersión en ese estado emocional pandémico que pretende.

'MMXX'
Verborreica
Cristi Puiu falla a la hora de sumergir al espectador en un estado emocional muy particular por culpa del exceso de metraje de los cuatro cuadros que componen la película.
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