Estaba anunciado del derecho y del revés: Mo’Nique ha sido escogida mejor actriz de reparto del año. Eso significa que Penélope Cruz no ha podido ganar (al menos en esta ocasión) el segundo Oscar de su carrera. Esta de Nine era su cuarta nominación en los últimos cuatro años después de las que obtuvo con Volver (2006) y Vicky, Cristina, Barcelona (2008), que le dio el Oscar.
Tras cuatro años de esplendor hollywoodiense, Penélope Cruz (Alcobendas, 1974) ha alcanzado la mayor consagración de un intérprete español en el extranjero. Su despampanante porte y angelical sonrisa no sólo ha seducido a la crítica y público sino que la están convirtiendo en una de las secundarias más solicitadas. Pedro Almodóvar le agradeció mucho ese «Peeeedro» que la niña de sus ojos pronunció hace diez años en los Oscar. Su Raimunda, madre coraje de barrio se hizo con una nominación al premio en 2006 por Volver. La sensualidad de su neurótica María Elena en Vicky Cristina Barcelona, otra interpretación prácticamente en castellano, fascinó al público estadounidense y recibió el aplauso de la Academia, convirtiéndose en la primera actriz española en recibir la estatuilla.
Y ahora, al año siguiente, es nuevamente finalista por Nine, algo que sólo han logrado unas pocas actrices en la historia de los Oscar. Su Carla, con sus muslámenes y su rimel corrido, aporta una chispa patética, magnética y picante, robando escenas por doquier a uno de los mejores repartos de los últimos años. Penélope gana frescura en cada papel y demuestra una vez más que sigue siendo pura dinamita cuando se trata de no desperdiciar una oportunidad.