Fernando González Molina y Mario Casas

Fernando G. Molina: «Siempre he tenido miedo a hacer el ridículo con mis películas»

Fernando González Molina y Mario Casas
Fernando González Molina (Pamplona, 1975) ya sabe lo que significa ser el director de la película más taquillera del año. Lo consiguió con 3 metros sobre el cielo, ahora vuelve a intentarlo con su secuela, Tengo ganas de ti, que se estrena el próximo viernes.

«Estoy hiper nervioso», confiesa. No es para menos: se enfrenta a oleadas de fans enfervorecidos e incondicionales que llenaron los cines semana tras semana con la primera entrega: «Esta nueva película es muy emocionante y funciona sobretodo si eres fan de la primera, ahí la disfrutas a tope, porque está llena de referencias y homenajes».

Y por si fuera poco, la industria de cine español tiene sus esperanzas económicas puestas en la cinta. De hecho, en la presentación del mercado Madrid de Cine, el presidente de la patronal del sector, Pedro Pérez, afirmaba públicamente su deseo de que Tengo ganas de ti fuera el gran éxito español del año.

«Yo espero que funcione, pero no lo sé. Prefiero quitarme esa losa de encima y hacer una película para que la gente la disfrute, y olvidarme», confiesa González Molina. «Hago la película con el corazón y trato de cuidarla y defenderla en mi pequeña parcela». Una presión bien distinta de la que vivió con el primer film, «con el que todo eran dudas e incógnitas, porque no sabíamos si iba a gustar. Es un género y un tono que no se hacen mucho aquí…».

Su mayor tranquilidad ha sido ponerse al frente del mismo equipo para rodar la secuela: «Es bastante cómodo, porque en la primera película costó un poco que entendieran el tono que quería, y aquí ya lo tenían aprendido». También lo fue a nivel artístico: «Con Mario Casas fue muchísimo más sencillo porque tenía muy claro el personaje y lo único que hicimos fue trabajar el paso del tiempo y la heridas, sobre la base que trabajamos en la primera película».

«Las dos son dramas románticos juveniles. Se mantiene el universo de 3 metros sobre el cielo, que es muy especial y tiene poco que ver con la realidad española. He intentado mantener la falta de complejos y también la intensidad dramática un poco paroxística, que a mi me encanta y me apetecía utilizar», explica.

Pero Tengo ganas de ti no vive de las rentas sino que quiere marcar una evolución con respecto a la anterior. «Es una historia juvenil, pero tratada de forma un poquito más adulta, un momento adolescente de los 20 años, pero no de los 17», apunta. «La mirada sobre los personajes y los lugares es diferente, como oxidada. Queríamos que se notara el paso del tiempo. Esto ha afectado a las interpretaciones de todos los actores, a la fotografía, al montaje… a toda la película».

Si algo destaca por encima del resto de propuestas españolas es sin duda el acabado de la película. González Molina intenta ser exigente con todas las condiciones técnicas: «Estoy muy contento con la fotografía, que es lo que marca la diferencia con la película anterior. De hecho el director de fotografía no es el mismo, en este caso es Xavi Giménez, que viene de fotografiar películas en Filmax, donde ha trabajado mucho la oscuridad y me parecía que le iba a venir muy bien a la película poder contar con él», argumenta. «Pero todos los departamentos se han dejado la vida, estoy muy orgulloso», añade.

Las influencias pueden palparse en las imágenes: «No soy mucho de trabajar con referentes, no enseño escenas a los actores ni a los técnicos. Tengo miedo de fusilar, quiero que mis referencias estén en la película a través de mi, no trasladadas». Aún así, la tentación de dar un par de títulos siempre es demasiado fuerte, así, en Tengo ganas de ti «trabajamos mucho con Magnolia o Revolutionary Road, como forma de tratar la luz, de tratar el drama, y en algunos aspectos técnicos», confiesa el director.

«Siempre he tenido miedo a hacer el ridículo con mis películas». Y quizá de ese sentimiento provenga su éxito, «la gente joven está acostumbrada a ir al cine a ver películas americanas, y no puedes grabar una carrera de coches y que se te caiga la cara de vergüenza», explica. Ese compromiso y complicidad con el espectador respecto a la calidad del acabado de los filmes es una de las claves del éxito del cine de Fernando González Molina: «Hago las películas que me gustaría ver en cada momento, me gusta mucho tipo de cine, pero éste tipo de cine en concreto me gusta mucho y me divierte mucho, no hay ningún ejercicio cerebral respecto a la comercialidad, me salen así»
Fernando González Molina, Mario Casas y Clara Lago
Una de las grandes novedades de esta nueva entrega es el nuevo amor de Hache, Gin, a la que pone cara Clara Lago, que se incorpora a un equipo de rodaje que acarrea una fuerte experiencia en comun, y tiene la complicada labor de encajar en un engranaje que ya lleva un tiempo funcionando. «Clara ha entrado en el universo de la pelicula de una manera muy inteligente. Todo el grupo de actores hicimos un ejercicio de búsqueda de estilo en la primera película alejándonos de la hiperrealidad y buscando interpretaciones muy estilizadas. Clara entró, y enseguida entendió el tono de la película», aclara el director.

«Al margen de eso, trabajar con ella es como trabajar con ‘el Robocop de la interpretación’, lo hace todo, con miles de matices y en cientos de situaciones. Clara tiene ese instinto animal para la interpretación que encaja muy bien con Mario». De hecho, la decisión y el empeño del director por elegir a la actriz para este papel viene de lejos: «Clara hizo casting para ser Babi en 3 metros sobre el cielo, y ya entonces le dije ‘tu tienes que ser Gin’, y ahora cada vez que la veo se lo recuerdo: ‘¿Ves?, te lo dije'», confiesa entre risas.

En una saga como la que nos ocupa, la idea de continuar la historia planea por todos lados, pero Fernando no lo tiene tan claro: «Hay días que me levanto con ganas de hacer una trilogía, para cerrar algunas historias y seguir con este universo y personajes, que les tengo mucho cariño. En otros momentos me digo que ya está bien, no hace falta seguir más». Sea como sea, un director tiene que continuar su carrera, y proyectos no le faltan a González Molina: «Estoy preparando una serie de televisión para otoño, y además me apetece hacer un thriller a la americana, tipo Seven. Muy oscuro, muy de género»