En la segunda jornada del minifestival de terror y ciencia ficción, vimos Cherry Tree Lane, una película inglesa sobre secuestros domésticos, y 13 Assassins, una de samuráis clásica con grandes momentos de lucha. Completaron el programa una selección de los cortos programados en la Semana de Cine de Ciencia-Ficción y Terror de San Sebastián, Tucker & Dale vs Evil, y Shadow.
Cherry Tree Lane (Paul Andrew Williams, 2010) intenta ser una especie de Funny Games con trasfondo social. Una pareja de clase media con problemas de comunicación cena mientras espera que su hijo adolescente vuelva de su entrenamiento de fútbol, cuando recibe la visita de unos pandilleros que vienen en busca del hijo. Les atan, amordazan, insultan, pegan y humillan, mientras los asaltantes hablan de sus problemas callejeros y familiares y de su inadaptación social, y nosotros somos testigos en tiempo real de todo ello. Pero nunca llegamos a implicarnos ni compadecernos lo suficiente ni con unos ni con otros, la atmósfera nunca llega a ser lo suficientemente claustrofóbica ni agobiante, y el pesado ritmo y el abuso de los primerísimos primeros planos de todos los personajes convierten la película en un espectáculo tedioso, sin tensión (salvo quizá en los cinco minutos finales) ni beneficio alguno.
Todo lo contrario sucede con 13 Assassins, versión de un clásico de samuráis de 1963, dirigida por el maestro japonés del terror Takashi Miike y protagonizada por Koji Yakusho, actor japonés muy conocido, protagonista de dos de las últimas películas del gran Shohei Imamura (La anguila y Agua tibia bajo un puente rojo), y del fragmento japonés de Babel. Puede que no aporte nada nuevo, pero disfrutamos mucho con la peripecia de 13 samuráis que son contratados para asesinar a un despiadado señor feudal, hermanastro de un shogún, un personaje petulante, cruel y amoral que se dedica a destrozar cuerpos y almas para aplacar su aburrimiento. Una hora de presentación de los personajes y preparación del asalto de los samuráis al asesino y su corte de 200 guerreros más una hora de pelea de espadas, hondas y trampas hacen de esta película un espectáculo de calidad y divertidísimo, que recuerda a las grandes obras de espadachines y venganzas.