‘Runner’, un debut radicalmente seco y prometedor

'Runner'
Severa
Una ópera prima angustiosamente adusta que esconde una historia de ¿amor?
4

La estadounidense Marian Mathias debuta en la sección oficial de San Sebastián y en el largometraje con Runner, una sequísima cinta sobre una joven en medio de un páramo del medio Oeste americano que se enfrenta a la repentina muerte de su padre (alcohólico, por empezar por algún lado) y la amenaza de desahucio por las deudas que recibe como herencia. Haaas, que así se llama, emprende un pequeño viaje para enterrar el cadáver y así conoce a un chico, tan solitario como ella.

Poco más acontece en sus 76 minutos de duración que saben casi al doble merced a un ritmo pausado, planos largos, fueras de campo y demás virguerías aurorales. De casta la viene al galgo, digamos, pues está película se ha cocinado en las residencias de la Cinéfondation de Cannes. 

Runner es una película desaturada en todos los sentidos. En lo visual roza permanentemente el blanco y negro, reduciendo aún más los pocos colores del paisaje. Y eso mismo hace en lo narrativo, apostando por una parquedad radical en lo que nos cuenta. Digamos, en fin, que la película habla tanto como sus personajes: apenas unas palabras.

Pero lo cierto es que Mathias logra transportarnos a un mundo lóbrego y desasosegante donde todo es amenaza: el padre psicótico, el vecindario cuchicheante, la casa fantasmagórica, el paisaje abrumador. Quizá la película no cuente gran cosa, pero transmite mucho. No está nada mal para el debut.