‘La práctica’, humor absurdo sobre un yogui

'La práctica'
Desconcertante
Rejtman propone humor y empatía a través de un personaje cuya vida son todo calamidades
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El humor absurdo llegó a la Sección Oficial del 71º Festival Internacional de Cine de San Sebastián con La práctica, de Martín Rejtman, una comedia que sacrifica naturalidad, viveza y coherencia a cambio de la carcajada del espectador. Pero para eso hay que entrar en su juego.

Un profesor de yoga toca fondo en su vida. Aunque va a terapia de pareja con su ex-mujer, ésta ya se ha decidido a romper el matrimonio y se ha quedado con su casa y sus muebles, con lo que él tiene que buscar alojamiento. La ciudad en la que vive sufre un temblor de tierra y en su estudio una alumna alemana queda inconsciente. Desaparecen objetos de valor de una de sus clases y sospecha de un alumno recién llegado. Su madre no es capaz de dejarle en paz. Y para colmo se lesiona el menisco. Con todo, él no pierde la esperanza e intentará ir encontrando solución a sus problemas, mientras por su vida se cruzan personas que no hacen más que complicarla.

Digamos que la película de Rejtman por lo menos tiene el valor de buscar originalidad. A base de planos estáticos, diálogos poco naturales, una dirección de actores que apuesta por la falta de expresividad, el montaje torpón y una fotografía tan insulsa como el protagonista, el director argentino busca provocar la hilaridad en el espectador a través del desconcierto y la empatía con el profesor de yoga, y que el conjunto de personajes que se van cruzando en su vida sea variopinto y caótico. Pero no proporciona muchas agarraderas ni formales ni argumentales para entrar en el juego y si al espectador no le gusta reírte de los resbalones con una piel de plátano, es difícil que conecte con ella.