Los Globos de Oro se han rendido al vil metal: Avatar, la que pronto se convertirá en la película más taquillera de la historia, se ha llevado el premio al mejor drama del año; y la comedia más exitosa del verano, Resacón en Las Vegas, ha sido la triunfadora por encima de Nine, que se ha ido de vacío, lo mismo que En tierra hostil. Tampoco ha habido suerte para el cine español: ni Penélope Cruz ni Pedro Almodóvar han conseguido la estatuilla.
Los premios de interpretación no han deparado grandes sorpresas: Sandra Bullock (The Blind Side), Jeff Bridges (Crazy Heart) y Meryl Streep (Julie & Julia, su séptimo Globo de Oro) mientras que Robert Downey, Jr. se ha hecho con el único más dudoso, el de actor de comedia. Up in the Air, que partía como la más nominada, sólo ha logrado mejor guión. En cambio, han conseguido dos estatuillas Crazy Heart (actor y canción) y Up (película de animación y música). Malditos bastardos y Precious, una vez más, ocupan los premios a mejores actores de reparto (Christoph Waltz y Mo’Nique).
En cuanto a las categorías de televisión, 30 Rock finalmente ha cedido su reinado a las nuevas series y la afortunada en este caso ha sido el fenómeno de la temporada, Glee. En cambio, en drama, Mad men repite galardón. Las principales sorpresas han sido Juliana Margulies como mejor actriz en drama por The good wife, y los premios a secundarios para John Lithgow y Chloë Sevigny. Toni Collette, Alec Baldwin y Grey gardens han repetido su triunfo tras los Emmy. El momento más emotivo probablemente ha sido el premio a Michael C. Hall por Dexter, en plena recuperación de su cáncer linfático.
La ceremonia ha estado conducida por Ricky Gervais, que ha tratado en todo momento de resultar todo lo faltón e irreverente que se esperaba de él. De debajo del atril ha sacado DVD de sus series y jarras de cerveza y de su bien pertrechado armario de chistes punzantes ha sacado algunos de los más crueles. «Total, no me van a llamar para el año que viene», explicaba. La peor parte se la ha llevado Mel Gibson, sobre quien ha recordado sus escándalos alcohólicos para anunciar su presencia sobre el escenario.
Ahora Hollywood se pregunta si, por una vez, los Globos de Oro podrán cumplir con la manida expresión «antesala de los Oscar». Y, calendario en mao, todo parece indicar que sí. Esta semana que ahora comienza es la última para votar las nominaciones de la Academia, mientras que otros años el plazo de los Oscar ya estaba vencido cuando se entregaban los Globos. La machacona cantinela de la victoria de Avatar va, a buen seguro, a reforzar las opciones de la superproducción en los Oscar. Y, a sensu contrario, complicar la vida a En tierra hostil y acabar con las esperanzas de Nine o Invictus.
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