Una de las categorías más interesantes de estos Emmy para la que firma es la de Mejor actriz principal en una serie de drama. Tras caerse nominadas casi fijas en otras ediciones, por unas u otras razones, como January Jones, Kyra Sedgwick, Glenn Close o Sally Field, quedan cinco caras muy conocidas y respetadas a las que se une una casi desconocida (hasta la fecha) como Mireille Enos. Y aunque haya dos favoritas que ocupan la cabeza en las encuestas, hay por lo menos otras dos que podrían dar la sorpresa. Y después de lo que sucedió el año pasado con la protagonista de The Closer, no parece aconsejable poner la mano en el fuego por que no vaya a suceder.
Kathy Bates por Harry’s Law
Oscarizada y respetada como pocas, la verdad es que la veterana actriz estadounidense no es nueva en esta plaza: con esta ya son ocho las nominaciones en estos premios desde que consiguiera la primera a la mejor actriz secundaria en una miniserie en 1996 por Los reyes de la noche. Y aunque no lo ha conseguido en ninguna de las ocasiones, parece que su prestigio no va a ser suficiente para que en esta edición se lleve la estatuilla a casa. Acarrea el lastre de la serie que protagoniza, un lastre del que ni siquiera ella se puede desprender: David E. Kelley se ha sacado de su chistera de mago de vodevil a una abogada hastiada de su profesión que abre un bufete que dobla su actividad en tienda de zapatos femeninos. Los estantes llenos de libracos y legajos comparten escenario con vitrinas de bellos escarpines, peep-toes, sandalias, todos con vertiginosos tacones, lo cual no hace más que subrayar lo superficial de todo lo que sucede en esta ficción abogacil. Y Bates tiene que encarnar a una abogada cínica sin pasión ni ideales, que al cabo de los años de rutinaria práctica comprueba que su profesión no es más estimulante que poner sellos oficiales en cualquier funcionariado, una especie de Ally McBeal postmenopáusica que se hincha a comida basura y de cuyo ingenuo romanticismo no queda ni rastro. Todo esto estaría muy bien si el tono de la serie acompañase, pero la atmósfera que crea es tan ridícula como en el resto de series de Kelley, y está llena de personajes caricaturescos y bidimensionales y casos estrambóticos que normalmente se ganan basándose en una idea feliz, casual y poco lógica. Y esa horma es demasiado estrecha para la gran Kathy Bates.
Connie Britton por Friday Night Lights
En su segunda nominación consecutiva, Connie Britton ve reconocido el valor de interpretar a Tami, la esposa del entrenador Taylor en esta serie sobre un equipo de fútbol americano en una pequeña ciudad de Texas en la última de cinco temporadas. Con carácter y ternura, ella es el centro en el que se unen los radios de la rueda que es esta pequeña comunidad, la figura que impone sentido común y cordura en el mundo del deporte, siempre desquiciado por pequeño que sea el equipo o la localidad a la que representa. Con el entrenador forma una de las parejas que más cariño y admiración han despertado en la audiencia estadounidense, demostrando la ridícula falacia de que las parejas casadas no tienen por qué ser aburridas como epicentro dramático de una serie. En Tami/Connie reposa todo el peso y la responsabilidad de recordarle a su marido que tiene que predicar con el ejemplo, de hacerse respetar como pilar de la familia y de la comunidad y de reivindicar sus prioridades y necesidades cuando se requiere, con sobriedad, solidez, sin grandes aspavientos interpretativos, pero siempre consiguiendo esa veracidad y honestidad tan difíciles. Lo tiene complicado, pero esta última temporada, en la que Tami se ha movido por territorios emocionalmente inestables como los que suponen hacer frente a un aborto o aceptar que su hija ya no es una niña, puede acarrearle a Connie Britton este reconocimiento.
Mireille Enos por The Killing
Cuando se emitió el primer capítulo de The Killing, poco se sabía de esta pelirroja menuda, salvo que hizo un doble papel de gemelas en Big Love (aparte de tener una nominación como mejor actriz de reparto en los Tony de 2005 por Quién teme a Virginia Woolf). Y la verdad es que ha sido toda una revelación. Mireille aporta su palidez y su aspecto frágil, y las reviste de un aire de cinismo, andares viriles y un cierto carácter solitario y obsesivo, y el resultado es una atractiva e intrigante combinación de melancolía, autoridad, testarudez y fortaleza muy poco habituales en las policías femeninas que pueblan la televisión. En el capítulo que presenta para ganar votos, ‘Missing’, la trama de la búsqueda del asesino de Rosie Larsen queda aparcada para centrarse en los dos personajes de los detectives Linden y Holders, en la relación entre ellos y en el descubrimiento mutuo, lo que nos permite a los espectadores descubrir también más capas en la personalidad de Linden, como esa excesiva dureza con la que se trata a sí misma y un sentimiento de culpa que son los orígenes de su tristeza. A pesar de que al final de la temporada muchos espectadores se han sentido decepcionados, puede que la división de votos entre las dos favoritas juegue a favor de Enos.
Mariska Hargitay por Ley y Orden: Unidad de Víctimas Especiales
La octava nominación consecutiva de Mariska Hargitay desde 2004 (lo ganó en 2006) por su interpretación de Olivia Benson hace pensar que ésta es la candidatura por defecto de esta categoría. Y el hecho de que este año se haya especulado con que la que viene será su última temporada (aunque no abandone la serie; probablemente su personaje pase a ser secundario y busquen a una detective más joven para protagonista) a lo mejor le gana más apoyos de los que tendría en circunstancias normales. Lo cierto es que los fans de la serie hablan de agotamiento en las últimas temporadas y ya piden una renovación. En el episodio propuesto por la actriz, ‘Rescue’, el ligero desplazamiento hacia la vida privada de la detective Benson, que quiere adoptar al hijo de su hermanastra yonqui y criminal (interpretada por Maria Bello -¿por qué no está nominada como actriz invitada?- ), le permite a Hargitay ampliar el universo emocional del personaje. Pero no sé si esto será suficiente para que se lleve de nuevo el premio.
Julianna Margulies por The Good Wife
Una de las dos favoritas de la categoría, sobre todo después de haber recibido el espaldarazo de los SAG y de los Globos de Oro (nominada dos veces, lo ganó en 2010), Margulies suma con ésta la octava nominación en los Emmy, la segunda por su interpretación de Alicia Florrick (anteriormente estuvo nominada en seis ediciones como actriz de reparto por su enfermera Carol Hathaway, de Urgencias, que se materializaron en premio en 1996). Sencillamente perfecta como la esposa de un fiscal del Estado encarcelado por corrupción en la primera temporada que se ve obligada a retomar la abogacía, en esta segunda Alicia se ve en la obligación de apoyar a su marido, ya exculpado de las acusaciones, en la nueva carrera política para recuperar su puesto a la vez que prosigue con su trabajo de abogada, y tiene que hacer frente a la traición de su marido desde puntos de vista con los que no contaba. En el capítulo propuesto por la actriz, ‘In Sickness’, Alicia reacciona a la traición con una ira controlada mediante su proverbial estoicismo, una ira que, aun así, asoma en su mirada. Sólo se permite sucumbir a la emoción cuando está sola o con sus hijos; frente a los demás, incluso frente a su suegra, se crece y resulta vencedora, y cada enfrentamiento se revela en un peldaño más de confianza. Y sólo por la escena en la que se maquilla para ir a trabajar como si estuviera arreglándose para ponerle los cuernos a su marido merece varios premios juntos.
Elisabeth Moss por Mad Men
En ‘The suitcase’, uno de los capítulos más celebrados no sólo de esta temporada de Mad Men sino de toda la serie, un combate de boxeo que vacía las dependencias de la agencia de publicidad permite que en el despacho de Don Draper se celebre otro combate cuerpo a cuerpo: Peggy le planta cara al jefe, se pone a su altura, protegiéndose de los directos y atacando con ganchos imprevisibles. Y es que Elisabeth Moss se ha ganado a pulso a lo largo de las cuatro temporadas de Mad men que su personaje se haya constituido en perfecto antagonista del de Jon Hamm. Su personaje empezó en el otro extremo del espectro, pero se va acercando a su jefe, con el que colisiona debido precisamente a todo lo que tienen en común: ninguna circunstancia personal es tan importante como para entorpecer su carrera. Hace frente a la sorna de los comentarios de su jefe porque sabe que está siendo dura con ella de la misma manera que él es duro consigo mismo. Y así, este enfrentamiento directo en el que ninguno de los dos resulta vencedor sino que lo son los dos, hace que ambos, y Moss especialmente, recorran todo el registro de acciones y reacciones en confrontaciones similares con las emociones que usualmente las acompañan: desde el intercambio de comentarios hirientes, al grito incontrolado o la decepción hasta la comprensión mutua, el colegueo fraternal entre iguales e incluso la ternura y la preocupación hacia el final. Algo que la coloca directamente en la delantera de la carrera.
Ganará: Julianna Margulies por The Good Wife
Debería ganar: Julianna Margulies por The Good Wife