El director y guionista danés Frelle Petersen no se ha salido del drama costumbrista tras Onkel (2019) para su tercer largometraje como director. Resten af livet está ambientada en el sur de Jutlandia, en Dinamarca, en el seno de una familia de clase media, de padres mayores pero aún en activo, hijo e hija de mediana edad; cuando la tragedia les golpea con la muerte repentina de Andreas, los demás miembros de la familia han de buscar la manera, cada uno la suya, de honrarle y sobrellevar el duelo.
En lugar de optar por el drama emocional que te mete el dedo en el ojo, Petersen llega mucho más lejos mostrando los efectos de esa pérdida a través de los actos más cotidianos, de las dinámicas familiares más íntimas o en sus relaciones con los vecinos y amigos, y en su entorno laboral. Forever es una película de ritmo pausado, de imágenes que casi son cuadros impresionistas. También es una película bienhumorada, que rema a favor de la historia y de todos los personajes. Que nos deja observar a la familia antes de la pérdida, que nos mete en ella a través de comidas, juegos, cumpleaños, trabajo. Que se aleja de la lágrima fácil y escoge mirar con cariño al padre perdido, la madre distanciada y la hermana que se siente abandonada.
Petersen confía en sus actores y fija su mirada en los personajes, en cómo se tratan entre sí, y cómo van reencontrándose al cabo del tiempo. El resultado es una película sobria, cálida, muy coherente y sencilla, que accede al interior del espectador pero que no necesita artificio para hacerlo.