Mon-El (Supergirl)

El síndrome de la chica del superhéroe se extiende y les salpica a ellos

Este síndrome con ninguna base científica ni médica, todo sea dicho, viene dándose en las historias de superhéroes desde que estas existen. Esas chicas muy monas ellas que viven por y para el héroe. Lo de Lois Lane (Teri Hatcher) no es lo habitual, seamos sinceros. El cine y las series está plagado de novias sin más del superhéroe que representan a personajes planos, sin mucho recorrido y, en la mayoría de los casos, tirando a insoportables. Lois era esto último, pero no lo anterior.

Arrow

Por suerte, esto ha ido cambiando con el tiempo. Algo en lo que tuvo mucho que ver en su día –allá por el ahora tan lejano 2012– la entrada en escena de Felicity Smoak (Emily Bett Rickards) en Arrow. Un personaje con más peso en la ficción de The CW que en los cómics que sirvió para enarbolar una bandera: las chicas de las series/películas de superhéroes no tienen porque ser insoportables e insulsas. Pueden molar e, incluso, apoderarse de la trama en ocasiones para bien. Y aunque sigue siendo un mal que aqueja continuamente al género superheroico, lo cierto es que cada vez se van dando más casos positivos a tener en cuenta.

Ahí está, por ejemplo, Claire Temple (Rosario Dawson), quien se mueve por la franquicia Marvel/Netflix como Black Widow (Scarlett Johansson) por la saga de Los Vengadores. En Luke Cage ella era, con diferencia, lo mejor de la serie. O, y pese a lo ocurrido en la segunda temporada de Daredevil, Karen Page (Deborah Ann Woll). Personajes potentes, bien tratados y escritos que, aún así, siguen sin su historia propia. Esa es temática de otro post.

Lo que sí hay es cada vez más protagonismo de superheroínas en la pantalla. Siguen siendo un pequeño grupo, una gota en el océano, pero Jessica Jones (Krysten Ritter) y Supergirl (Melissa Benoist) encabezan un nuevo camino para estas historias que han ganado en calidad y tratamiento. Lo curioso, sobre todo en el caso de la serie de The CW, es que estas series tropiecen en la misma piedra con la que llevan tropezando décadas sus colegas con personajes masculinos dentro del traje.

En Supergirl ellas sostienen la serie. Son la serie. Las hermanas Danvers ejercen como dos pilares básicos que en la primera temporada contaron con la inestimable colaboración de Cat Grant (Calista Flockhart). Su marcha ha dejado un vacío complicado de llenar. Aunque ese no es el ‘pero’. Como tampoco lo es que los guionistas se hayan olvidado de Jimmy Olsen (Mehcad Brooks). Esto casi se agradece porque empezaba a ser algo cansino con sus ansias de heroicidades y la inexistente química con Kara/Supergirl.

Supergirl

El problema detectado en los últimos episodios tiene que ver con la desaparición y transformación de Mon-El (Chris Wood) ¿Qué ha pasado con él? Antes no era así. Le aportaba frescura al asunto y saltaban chispas cada vez que compartía una escena con la protagonista. Sin embargo, desde que se ‘ennovio’ con Kara/Supergirl parece otro. No solo ya no participa en las misiones –y si lo hace es en plan para sacar pecho y proteger su territorio arrastrado por los celos–, si no que ha quedado relegado a un tercer plano.

Nadie le escucha y no tienen en cuenta sus opiniones. Ahora solo sirve para traerle comida a la protagonista. Está bien que siga el consejo de Winn (Jeremy Jordan) y la escuche, pero antes servía para algo más. Mon-El se ha convertido en la chica del héroe. ¿Será ese el destino de Chris Pine como Steve Trevor en la película en marcha de Wonder Woman? ¿Recuperará el daxamita su carisma?