Un feliz acontecimiento

‘Un feliz acontecimiento’, radiografía de la maternidad actual

Un feliz acontecimientoRémi Bezançon ya obtuvo muy buenas críticas con su anterior trabajo El primer día del resto del tu vida haciendo un repaso de cinco días clave de una familia a lo largo de doce años. En esta ocasión, en Un feliz acontecimiento, su objetivo se centra en una pareja cosmopolita, moderna, joven y despreocupada que vive su relación libremente hasta que llega un bebé que les cambia la vida. Un emotivo y crudo relato de cómo ser padre hoy en día.

Basada en la novela homónima de Eliette Abeccassis, este filme habla con humor y y ternura de la felicidad de las relaciones sentimentales contemporáneas a través de una lúcida primera parte trufada de detalles humorísticos, tiernos y simpáticos que colocan al espectador directamente en el interior de la película. Su capacidad de empatía en todo tipo de situaciones es asombrosa y los dos personajes principales atrapan con sus fantásticas interpretaciones hasta el punto de que el espectador va de la mano de los protagonistas a través de esta idílica historia que tiene su primer giro dramático cuando la feliz pareja espera un hijo.

A partir de aquí, la película vira hacia un tono más crudo, más real, menos onírico en el que las situaciones se plantean sin ningún tipo de artificio ni cortapisa y donde, sin abandonar su tono verosímil, se muestran sin tapujos las diversas formas que una relación puede lastrarse a partir del compromiso adquirido de tener un hijo. Poco apta para padres primerizos, o parejas con dichos planes de futuro, la película, al igual que en la primera parte, lleva al espectador, ya familiarizado con los personajes, por su particular infierno personal, a través de un calvario de reproches, celos, deslealtades y mentiras que hace valorar cómo se ha llegado a ellas tras una primera parte idílica y perfecta. Como la vida misma, Un feliz acontecimiento documenta toda esa transformación, ese proceso, y el resultado final.

En cualquier caso, lo más interesante de la nueva película de Bezançon es, sin duda, la capacidad de, más allá de los resultados de la trama dramática, hacer una radiografía de las relaciones sentimentales en la actualidad, de un tipo de generación que se ve reflejada y cuya crónica se expresa en esta película. Una tipología de pareja liberal, sin ningún tipo de atadura, independiente y despreocupada que de repente, se ve obligada a cambiar su despreocupada rutina por el compromiso, la responsabilidad y las obligaciones contraídas con su propio hijo. Un interesante trabajo interpretativo para los actores y sin duda un aún más interesante trabajo de percepción y empatía para el espectador, cómplice fiel en todo momento de todos los pasajes de la historia, los buenos, y los malos.