Parece un milagro que un argumento escrito previamente a su reencuentro parezca tan apropiado para ellos: la historia de un matrimonio de artistas de musical que se enemista ante los deseos de ella de llegar a ser una gran actriz dramática. Esa misma había sido la razón de su separación: Ginger Rogers quería demostrar sus habilidades en el drama y llegó a ganar un Oscar en 1940. La película está cargada de emoción y es una especie de desafío al público que creía que, tras las cámaras, los bailarines-actores más famosos de la historia del cine, se llevaban fatal. Aquí se besan varias veces (en las viejas películas de los años 30 jamás lo hicieron), hacen bromas sobre los deseos de ella de enfocar su carrera hacia algo «más importante» y repiten número musical para reconciliarse (el «They can’t take that away from me» que Astaire ya le cantó a Rogers en «Ritmo loco», 12 años antes). La crítica nunca ha admirado demasiado esta última reunión de la mítica pareja pero hay varias cosas destacables: la identificación con su propio «backstage», el mayor aprovechamiento de la comicidad de la Rogers, el número en la zapatería de Fred Astaire, los buenos y divertidos diálogos y el lujo de la Metro, casero y premonitoriamente hogareño (se acercaba la «década del hogar», los años 50) frente al moderno (y genial) art deco de los decorados de su etapa en la RKO. Eso hace olvidar unas canciones insulsas y sin mucho sentido en la trama, la presencia gratuíta del pianista Oscar Levant o los kilos de más de la Rogers.
VALORACIÓN:
Uno de los bailes de la pareja en ésta, su última película juntos.
Habían sido la pareja de oro en los años 30 gracias a la RKO, con sus bailes indescriptibles, los decorados art deco que les rodeaban y los argumentos de unas películas con olor a comedia ligera de enredo. Nada hacía suponer que se volverían a unir en esta película de la Metro en 1949, pero el público pudo verlos en color por primera vez y con 10 años más encima desde su última unión. La responsable indirecta fue Judy Garland, que con sus contínuas crisis nerviosas no pudo protagonizar la película junto a Fred Astaire, y alguien se acordó de Ginger Rogers.