Frances McDormand in the film NOMADLAND. Photo by Joshua James Richards. © 2020 20th Century Studios All Rights Reserved

‘Nomadland’: nómadas hijos de la crisis

'Nomadland'
PROFUNDA Y ÁRIDA
Retrato de los nómadas en EE UU tras la crisis de 2008 a través de la vida en furgoneta de una brillante Frances McDormand
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Sin casa pero con hogar

Tras ganar el León de Oro en el pasado Festival de Venecia y el Premio del Público en el Festival de Toronto (los dos galardones más importantes en la nueva e incierta temporada de festivales), Nomadland, de Chloé Zhao, llegó a Donosti entre grandes expectativas.

La cinta, protagonizada por una Frances McDormand a la que el objetivo de la cámara no abandona en todo el metraje, es un retrato sobre los nómadas en EEUU, esto es, un grupo de hombres y mujeres que despojados en la mayoría de los casos de sus casas y ahorros debido a la crisis de 2008, recorren el país en sus furgonetas, convertidas en hogares, en busca de trabajos temporales o, también, de la libertad que les brinda ese modo de vida.

Basada en el libro de no ficción Nomadland: Surviving America in the Twenty-First Century, de Jessica Bruder, Nomadland, que sí es una ficción, coquetea con la realidad al designar a sus personajes con el nombre propio de los actores (con la única excepción de McDormand, Fern en la película) y con un escenario que, lejos de quiebras bancarias y datos macroeconómicos, nos da una idea de las consecuencias sociales concretas que el colapso financiero tuvo para muchos americanos.

Este coqueteo con la realidad deviene también en el hecho de que no nos encontramos ante un gran drama, sino ante el reflejo de la vida de muchos ciudadanos de avanzada edad que encuentran en la carretera y en los inmensos parajes de la América profunda un espacio para vivir con independencia y dignidad el resto de sus vidas.

Sutil, reivindicativa y, por momentos, árida como los desiertos que filma, la cinta que escribe, dirige, produce y monta Zhao nos sitúa ante la diatriba de si este deambular es obligado o elegido; si el sistema los ha expulsado o son ellos los que lo han abandonado, y sólo vuelven a él para arañar unos cuantos dólares que complementen sus pensiones y, así, pagar la gasolina, la lavandería y la sopa de fideos que calientan en un camping gas.

Ejemplo del cine independiente norteamericano de principios de siglo (que recuerda a otros filmes vistos en Donosti como Frozen River), la de Nomadland es una historia que se cuenta a través de ausencias, miradas y rutinas de la vida de los “sin casa” pero no por ello “sin hogar”.