Probablemente estemos ante la categoría más evidente del año, y es que el trabajo de efectos visuales que encontramos en Lo Imposible no solamente se posiciona como lo mejor del año, si no como uno de los mejores trabajos visuales que podemos recordar en el cine español. Es muy poco probable que la superproducción no se haga con este premio, pero intentarán evitarlo los equipos de Blancanieves, Invasor y Grupo 7.
Reyes Abades y Ferrán Piquer por Blancanieves
Reyes Abades y Ferrán Piquer ya saben lo que es ganar juntos un Goya a los mejores efectos especiales, y es que se lo llevaron hace dos años por su trabajo en Balada triste de trompeta. Reyes Abades, además, es toda una institución en la categoría, y puede presumir de tener en casa un total de nueve cabezones, sumando con esta su nominación número treinta y nueve. Reyes Abades es a los Premios Goya lo que John Williams a los Oscar, y ha conseguido (en varias ocasiones) estar nominado hasta tres veces en el mismo año. Su trabajo en Blancanieves destaca, sobretodo, en los fragmentos de la película que ambientan los paisajes en los que se integran los protagonistas o las plazas de toros. En cualquier caso, aunque su trabajo es correcto, los efectos especiales de Blancanieves no destacan tanto como los de sus compañeros de categoría, por lo que parece difícil que se vayan a casa con este premio.
Reyes Abades e Isidro Jiménez por Invasor
Segunda candidatura del año para Reyes Abades, esta vez acompañado por Isidro Jiménez, para el que supone su primera nominación al Goya tras más de diez años de experiencia en el campo de los efectos visuales. El trabajo de este tándem al cargo de los efectos especiales de Invasor se centra, en gran medida, en recreaciones de guerra, lo cual implica trabajar con accidentes, explosiones, disparos e impactos de bala. Coordinar los efectos especiales de una cinta de este corte tiene una tarea fundamental: conseguir el mayor realismo posible evitando que que ocurra un accidente. Reyes Abades e Isidro Jiménez cumplen con su cometido, pero de nuevo estamos ante un trabajo que se queda lejos de su principal competidor y que no parece ejercer presión suficiente para poder arrebatarle el premio.
Pau Costa y Félix Bergés por Lo imposible
Tanto Pau Costa como Félix Bergés son conocidos habituales de esta categoría, y ya han ganado juntos en dos ocasiones por sus trabajos en La Comunidad y La gran aventura de Mortadelo y Filemón. En total, Pau Costa ha ganado cuatro veces sobre nueve nominaciones (uno de sus cabezones se lo debe al primer trabajo de Bayona, El Orfanato) y Félix Bergés seis sobre once. Datos aparte, esta pareja es la clarísima favorita (y merecedora) del premio. El trabajo del equipo de efectos especiales de Lo Imposible es uno de los pilares fundamentales de la película, puesto que sin una recreación convincente del tsunami que asoló la costa tailandesa no obtendríamos tan impactante punto de partida. La magnitud de este trabajo se encuentra en las complicaciones que supone prescindir de agua digital y recrear una riada real, introduciendo en ella los personajes de Naomi Watts y Tom Holland, y es que si rodar dentro del agua ya es todo un reto, hacerlo en movimiento y con tal cantidad de objetos es el más difícil todavía. El realismo del resultado final hace que este premio sea suyo.
Juan Ventura por Grupo 7
Primera nominación al Goya para Juan Ventura, que antes de trabajar en los efectos especiales de Grupo 7 ya se había hecho cargo de la misma tarea en 7 vírgenes, también de Alberto Rodríguez, o en películas de género tan variopintas como Juan de los muertos o Tumbas abiertas. El trabajo de Ventura en Grupo 7 está presente en las numerosas secuencias de persecuciones o en aquellas en las que se utilizan armas de fuego, así como en una escena concreta, donde se simula un ser vivo en llamas. Su gran handicap se encuentra en que estamos ante un thriller de corte realista, por lo que el trabajo de efectos visuales tiene mucho menos peso en el resultado final del que podemos encontrar en otro tipo de producciones que, directamente, depositan la responsabilidad de parte de su metraje en un intenso trabajo de ingeniería visual. Tampoco parece contar con demasiadas posibilidades de cara a conseguir el cabezón.